Cuando hablamos de transformación digital damos por hecho la relación positiva entre innovación y lo que llamamos “cloud” o “nube”, ese gigante ecosistema de servidores y servicios computacionales que se prestan a cualquier empresa que quiera incorporar una parte de ellos entre sus aplicaciones y sistemas. Esta asimilación de “cloud” igual a “innovación”, además de un buen reclamo de marketing, tiene una explicación que conviene entender para no confundirnos en la toma de decisiones empresariales.
Por un lado, esa nube está llena de servicios relacionados con la Inteligencia Artificial y el big data, servicios cognitivos de reconocimiento de textos, conversaciones o imágenes, almacenamiento a escala, búsquedas ultrarrápidas, seguridad, geo replicación, y un largo etc. de posibilidades.
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