Más del 30% del agua de las redes de abastecimiento en núcleos urbanos se pierde, en términos medios, por deterioro de las redes, fugas o usos indebidos. Para dar solución a este problema, Fibsen está desarrollando una tecnología con sensores de fibra óptica inteligente que permite, al mismo tiempo, monitorizar la calidad del agua y el deterioro de las infraestructuras en tiempo real, generando diagnósticos predictivos y reduciendo el volumen de inversiones y de costes de mantenimiento. Una propuesta que le ha valido el premio especial del programa ‘Innowise Scale Water Scarcity’ de Climate-KIC, iniciativa europea de innovación y conocimiento contra el cambio climático.
Los sensores que utiliza Fibsen «tienen capacidad para cubrir hasta 50 kilómetros de infraestructuras hídricas con un consumo energético equivalente al de un ordenador portátil. Además del bajo coste en términos de energía, su alta resistencia a la corrosión hace que el gasto en mantenimiento sea prácticamente nulo. Esto repercute tanto en los costes generales, como en la tarifa que pagan los usuarios», subraya Javier Sanz, fundador y CEO de Fibsen.
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