Tubos, probetas, sistemas de trituración y cultivos celulares permiten reproducir en un laboratorio la digestión humana para conocer en solo seis horas los efectos que determinados fármacos, alimentos o probióticos pueden llegar a tener en el cuerpo humano.
Este ingestor dinámico in vitro, que ha desarrollado el Instituto Tecnológico de la Alimentación (Ainia), “copia” en el laboratorio órganos como el estómago, el intestino o el colon y tiene multitud de aplicaciones, desde el desarrollo de una medicación personalizada para una persona en concreto hasta medir el efecto real que pueda tener añadir omega 3 la margarina, por ejemplo.
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