Valencia ha pasado en medio siglo de ser una gran urbe industrial a convertirse en una ciudad de servicios. Una evolución que ahora la ciudad ansía llevar más allá con su transformación en un polo tecnológico de referencia. Un objetivo que se ha plasmado en la Estrategia Urbana Valencia 2030, que recoge iniciativas que suman inversiones por 425 millones de euros para hacer posible esta transformación.
Unos planes que pasan por reforzar y ampliar parte de los puntales ya existentes en el ámbito del emprendimiento y la investigación en la ciudad, además de crear otros nuevos que permitan complementar la oferta actual, sobre todo diversificando la presencia de nuevos sectores emergentes cuyo peso aún es poco relevante.
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