Pamela Salgado tenía 25 años cuando su expareja, ahora en prisión preventiva sin fianza, acabó con su vida en Cambrils hace un mes. Sobre él, de 53 años, pesaba una orden de alejamiento por malos tratos. Para Warda Ouchama tampoco fue la primera vez. Ya había denunciado a su pareja en dos ocasiones con la esperanza de no volver a sufrir una agresión. Pero nada consiguió frenarlo. La joven estaba embarazada cuando él la asesinó en mayo junto a su hijo de siete años en Sa Pobla (Mallorca). Son solo dos ejemplos extremos de cómo la reincidencia en el maltrato machista puede acabar con la vida de las mujeres, una situación en la que los agresores vuelven a ejercer violencia sobre ellas pese a haber denunciado. Ayudar a atajareste problema es la meta de un grupo de investigadores que ha diseñado, en colaboración con el Ministerio del Interior, un sistema de analítica avanzada e inteligencia artificial que analiza, compara e interpreta las denuncias por violencia de género para predecir las agresiones reincidentes y reforzar la protección de la víctima.
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