Una de las consecuencias de la pandemia parece haber sido sacar del ostracismo a las criptomonedas. No solo los usuarios de a pie empiezan a interesarse cada vez más por este mundo, sino también los bancos, los fondos de inversión, las financieras de toda la vida o multinacionales como PayPal se abren a las divisas digitales como otra alternativa al dinero fiat, con especial predilección por el bitcoin.
La idea de la “maquinita” de los bancos centrales emitiendo dinero a destajo para sufragar los tremendos gastos derivados de la pandemia con el consecuente riesgo de una inflación, empieza a calar en la sociedad. También el hecho de que, durante el confinamiento, los clientes no pudieran acceder a las oficinas bancarias trajo a la memoria de muchos ‘el corralito argentino’ y el ‘secuestro’ provisional de sus cuentas. Se suma al caldo las prolongadas estancias en casa. Mientras que a algunos les daba por cocinar, otros optaron por matar el tiempo documentándose un poco sobre eso del bitcoin, el halving y las criptomonedas que los amigos empezaban a recomendar en el grupo de whatsapp porque los 20€ que ellos habían metido en Coinbase, en pocas semanas se habían duplicado sin hacer nada.
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