En 1986, la Generalitat Valenciana declaró a la Albufera de Valencia como Parque Natural. En ese momento se decidieron que para salvaguardar el patrimonio natural local, mantener el equilibrio ecológico del parque y, a la vez, que eso no afectara al cultivo del arroz, había que buscar intervenciones alternativas a los productos químicos que se utilizaban en esos cultivos contra la plaga del barrenador del arroz. Esta plaga, conocida como “cucat” del arroz, ataca la caña de la planta, produce su muerte y provoca una merma importante de la cosecha. Para ello, el Gobierno valenciano, la Universitat Politécnica de València y Suterra iniciaron una colaboración destinada a buscar las mejores soluciones biológicas y sostenibles, utilizando feromonas y estrategias de confusión sexual. El resultado de este proceso de cooperación público–privada que se inició en 1988 es que hoy, todos los arrozales de la Comunidad Valenciana luchan contra esa plaga sin utilizar insecticidas, lo que implica poder controlarla sin provocar efectos perjudiciales sobre los insectos beneficiosos o sobre la avifauna del entorno.
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